miércoles, 21 de julio de 2010

¡QUE VIVAN LAS CASETAS!

Hace un par de años vimos aparecer en los principales puntos de la ciudad, tal y como ocurría en La guerra de los mundos, unas misteriosas estructuras que despertaron la curiosidad de la gente, generando múltiples teorías acerca de su finalidad: ¿son puestos de mercadillo? ¿son bares? ... A diferencia de lo que le ocurría a Tom Cruise, afortunadamente, no venían a arrasarnos ni a destruirnos, sino a proporcionarnos una semana de lo más variado y entretenido.

El misterio se desveló un 25 de julio, coincidiendo con el inicio de la semana grande, cuando abrieron sus puertas al público -sus ventanas concretamente-, y vimos aparecer un variado surtido de pinchos y piscolabis; debidamente acompañados por su caña, su vinito o su clarete. La idea se convirtió inmediatamente en una de las iniciativas con mejor acogida entre la gente, y en un enorme impulso a las otrora desangeladas fiestas locales. Las calles se llenaron de gente día y noche, por una semana la ciudad incrementó su vida de forma muy significativa y agradable. Y desde entonces cada verano celebramos su venida, aumentando en número cada año, y disfrutamos de su presencia durante una semana que se hace muy corta.

Puedes encontrar pinchos de lo más variado, desde los básicos: pincho de tortilla o moruno, choripan, pimiento relleno, etc; hasta exquisiteces que parecen recién salidas del horno de El Bulli. En cuanto al precio, se puede decir que no está mal, 2,5 euros bebida y pincho. Especialmente en una ciudad tan poco acostumbrada a la noble tradición del tapeo gratuito tan extendido en otras ciudades. En Santander casi se nos cae una lagrimita cuando en el bar de turno nos agasajan con unas aceitunas o unos cacahuetes, cuando en muchas otras ciudades cenas a tres cañas que te tomes (interesados pasarse por León, Salamanca, cualquier ciudad andaluza o incluso algunas zonas de Madrid). Además son una eficaz estrategia comercial de bajo coste, se consume más y la gente vuelve. Hagan la prueba hosteleros de la zona.

En esta intensa Semana Grande santanderina, desde SSM os trataremos de mantener debidamente informados... el tiempo que no estemos en las casetas ;)

caseta.jpg (500×335)

Qué: casetas gastronómicas.
Dónde: en toda la ciudad.
Cuando: entre el 25 de julio y el 1 de agosto.
Cuánto: 2,5 pincho y caña o similar.
Por qué: por la variada e interesante oferta gastronómica que ofrecen y por la vidilla que le dan a la ciudad.

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